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La historia del colegio Americano Menno de La Mesa está profundamente ligada a la historia del colegio de Cachipay, fundado en el año de 1947 por Gerald Stucky y un pequeño  grupo de misioneros Norteamericanos, quienes iniciaron un internado para hijos de padres  leprosos de Agua de Dios. Desde esta sede principal en Cachipay se inició el trabajo de  evangelización y fundación de las primeras iglesias de la región, entre ellas la congregación  y el colegio menonita de La Mesa, gracias al trabajo de los misioneros norteamericanos  Alice Batcher, Arturo Kaiser, Laverne Rutschman y los estudiantes seminaristas Armando  Hernández y Luis Rodríguez.  

En 1955 la Iglesia Menonita de Cachipay envió a los señores Laverne Rutschman,  Armando Hernández y Luis Rodríguez con la misión de iniciar una escuela en La Mesa  para hijos de familias evangélicas que en esa época no podían estudiar en las escuelas del  gobierno porque eran discriminados o perseguidos por el credo de sus padres.  

Esta pequeña escuela a la que asistía un promedio de diez niños, era dirigida por el  misionero norteamericano Arturo Kaiser, quien desde el comienzo debió enfrentar a las  autoridades locales que se opusieron a su funcionamiento y cerraron en varias ocasiones la  escuela, obligando a los profesores a ir a las casas de los niños durante algunos días de la  semana para continuar las clases, mientras se podía abrir nuevamente.  

En 1959 fue nombrada como Directora del Colegio la misionera norteamericana Vernelle  Helen Yoder, quien con unos 20 estudiantes logró estabilizar el funcionamiento del plantel  y a la vez inició los trámites legales ante el Ministerio de Educación Nacional para que fuera reconocida y aprobada la escuela como colegio privado del municipio. Durante diez años,  1959 – 1969, la señorita Vernelle Yoder estuvo al frente del colegio, logrando avances tan  importantes como la construcción y adecuación de aulas para toda la primaria, servicios  sanitarios y gestión ante las autoridades educativas para la legalización del colegio.

En 1965 el Gobierno otorgó licencia de funcionamiento al colegio y cuatro años más tarde la Aprobación Oficial mediante La Resolución No. 4191 del 4 de noviembre de1969,  constituyéndose así en un verdadero centro Educativo del municipio, con las mismas  garantías que las demás.  

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A partir de su aprobación el Colegio fue ganando prestigio y aceptación en la comunidad  local y algunas familias católicas y de otras denominaciones matricularon a sus hijos, hasta  alcanzar un cupo promedio de 120 estudiantes por año.  

En 1970 la señorita Vernelle dejó la dirección del colegio y se inició una nueva etapa con la  salida de los misioneros norteamericanos que habían estado al frente de la mayoría de las  instituciones menonitas en Colombia. En esta etapa de transición se alternaron en la  dirección del colegio las profesoras Amparo Ruiz, Julia Schutz, Leona Jean Schrag, Virginia  Terreros y Fabiola Arango Libreros, hasta el año de 1977.  

Desde 1955 el colegio dependió económicamente de la Iglesia Menonita y de fondos de  apoyo extranjero gestionados principalmente por los misioneros norteamericanos. Esta  situación generó dificultades y dudas sobre la permanencia del colegio cuando ya los  estudiantes de cualquier denominación religiosa podían acceder a la educación pública sin  ninguna restricción.  

En 1978 se nombró como directora a la profesora Elisa Prieto, quien con un grupo de  docentes jóvenes, exalumnos del colegio Americano de Cachipay, inició un plan de  mejoramiento general para tratar de superar varias dificultades que presentaba el colegio y  que afectaban seriamente las posibilidades de continuar funcionando.  

Con este equipo de docentes y otros que se vincularon después, el colegio inició una  transformación importante que consistió en restablecer algunas metodologías de trabajo utilizadas en años anteriores por los fundadores, tales como el relacionamiento con los estudiantes y la comunidad, formación integral sustentada en la filosofía y los principios  cristianos, énfasis en valores como paz, respeto, autoestima, libertad, servicio y  compromiso, además de un buen nivel de instrucción y capacitación académica para la  Educación Básica Primaria que ofrecía la institución.

Este modelo de trabajo fue bien recibido por la comunidad y en los siguientes 10 años el  colegio mantuvo un cupo promedio de 180 estudiantes quienes eran reconocidos tanto  por las autoridades educativas como por la comunidad en general por sus buenos resultados  académicos y su disciplina.

En 1980 fue nombrada como directora la profesora Otilia Garzón, quien había trabajado en  el colegio como profesora en varias ocasiones desde el año 1966.  

Entre 1985 y 1989 el colegio estuvo a cargo del profesor Jaime Moreno Triviño, en una  etapa muy difícil por la situación económica y la preocupación de la Iglesia por los recursos  que tenía que aportar para su funcionamiento.  

Al final de la década de los años ochenta, el colegio mantenía el promedio de 180  estudiantes, hijos de familias católicas y evangélicas muy pobres, que eran subsidiadas con  programas de apoyo extranjero como Visión Mundial y la Iglesia Menonita que aportaban la  mayoría del presupuesto anual del colegio. Cuando comenzó la década de los noventa se  cerró el programa de apoyo educativo de Visión Mundial en La Mesa y la Iglesia Menonita  estableció un plazo corto para suspender los fondos que por más de 35 años había aportado  para el sostenimiento del colegio.  

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En 1990 la Iglesia consideró una vez más el cierre del colegio. Se nombró a Guillermo  Vargas Rincón quien trabajaba como profesor en el colegio, para coordinar por un año  mientras se adelantaba el proceso de cierre del plantel.

Con orientación del Jefe de Colegios privados de Cundinamarca, quien no aceptó en primera  instancia el cierre del colegio por considerar que no se habían cumplido algunos trámites  previos para justificar el cierre, se elaboró una propuesta para presentar a la Comunidad  Educativa y a la Iglesia con el fin de aplazar el cierre del colegio por 5 años, durante los  cuales se reduciría gradualmente el subsidio anual que recibía el plantel y se gestionarían  recursos propios con incremento de pensiones y actividades que permitieran reunir fondos  mínimos para funcionar sin apoyo económico externo. Este apoyo de usuarios, amigos y  miembros del colegio permitió finalmente prescindir del subsidio de la iglesia y presentar un  proyecto de ampliación y mejoramiento tanto del servicio como de las instalaciones, con el  fin de garantizar la auto-sostenibilidad y crecimiento del colegio.  

Aprobados y cumplidos los acuerdos y con un compromiso muy grande de la comunidad  educativa, se dio comienzo al programa de mejoramiento que consistía en la ampliación del  servicio educativo desde preescolar hasta educación Media y construcción de una planta  física con instalaciones modernas y adecuadas para la calidad del servicio que se proyectaba.  

Esta primera fase de ampliación se inició en 1997 con la construcción del salón de preescolar  para 30 niños y la construcción del primer bloque de aulas del edificio para ampliar en los  siguientes años los grados y niveles hasta la Educación básica secundaria.  

Esta primera etapa permitió la ampliación de cupos y una demanda creciente del servicio,  lo que obligó a continuar con la construcción y ampliación del segundo bloque de aulas,  el cual se terminó e inauguró el 13 de enero del año 2001, con un área de 1.260  Mts2 de construcción.  

En este mismo año se amplió la educación preescolar al Grado Kínder para niños de 4  años de edad y la primera promoción terminó el grado Noveno (9°), con lo cual finalizaban  su ciclo en el colegio y continuaban sus estudios en el colegio Departamental, con quien se había firmado un convenio para cursar allí los grado Décimo y Undécimo.  

Los estudiantes y sus familias solicitaron la ampliación del servicio hasta la Educación Media  para cursar todos sus estudios en el colegio, lo cual era muy difícil en el momento por la falta de profesores para los niveles de la Educación Media, los recursos didácticos,  laboratorios y experiencia en el manejo de jóvenes preuniversitarios.  

Después de varias consultas y análisis de la situación con asesoría de supervisores de la  Secretaría de Educación de Cundinamarca, se tomó la decisión de continuar con el proceso  hasta los Grados Décimo y Undécimo.  

En 2002 se inició la Educación Media con el grado Décimo, se construyó el laboratorio  de Física y Química, y se hicieron las adaptaciones necesarias para la nueva etapa del  servicio educativo.  

En el mes de octubre del mismo año el colegio recibió la visita de una Comisión del  Ministerio de educación para legalización de estudios, obteniendo calificación excelente y  el reconocimiento de estudios desde el Preescolar hasta la Educación Media, por  Resolución Nº 006156 del 29 de noviembre de 2002, quedando el colegio acreditado  como “INSTITUCIÓN EDUCATIVA” para graduar y certificar Bachilleres Académicos de  Colombia.  

Al año siguiente (2003), se graduó la primera promoción de Bachilleres integrada por 29  estudiantes, quienes alcanzaron nivel medio en los resultados nacionales de las pruebas  ICFES.  

En los dos años siguientes, 2004 y 2005, el colegio se clasificó en nivel alto, luego en nivel  superior durante seis años, y en los últimos años en muy superior, que es el máximo  nivel de los colegios de Colombia.  

En 2005, con motivo de la celebración de los cincuenta años de trabajo educativo del  Colegio, se ampliaron y adaptaron los campos de recreación y deportes con apoyo de  Amigos de Canadá, quienes donaron los fondos para la compra de un lote contiguo a las  instalaciones del colegio. 

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En el año 2011 se terminó de pagar el último crédito extranjero al C.E.S y se continuó  la inversión con nuevos créditos para adaptaciones y acabado de instalaciones, biblioteca, sala de sistemas, emisora, laboratorios, audiovisuales, compra de un nuevo  terreno destinado a la ampliación de instalaciones deportivas y finalmente la construcción  del aula múltiple en la parte alta del edificio, con crédito y recursos aportados por la  comunidad a través de la Asociación de Padres de Familia.  

En los últimos años se ha fortalecido la práctica deportiva y el uso del tiempo libre con  escuelas de Voleibol, Baloncesto, ajedrez y pin pon, lo que nos ha permitido figurar entre  los colegios de alto rendimiento deportivo de Cundinamarca. Se fundó además la escuela  de música para la práctica del canto y la interpretación con instrumentos.  

Algunos factores importantes para el desarrollo, proyección y posicionamiento del colegio  en estos primeros años del siglo XXI son los siguientes:  

  • El apoyo de la Iglesia Menonita a través de sus directivos y representantes, quienes a  pesar de la incertidumbre y los riesgos de inversión, avalaron y aprobaron planes y  proyectos presentados a las Asambleas Nacionales anuales, para gestionar créditos e invertir  recursos de acuerdo con el interés y la necesidad del colegio para su desarrollo.
  • El apoyo de la comunidad educativa ha permitido contar con recursos adicionales en  efectivo, en especie o trabajo, mediante programas y actividades en las cuales participan  la gran mayoría de familias. Es importante mencionar el trabajo de la Asociación de  Padres de Familia con líderes como el señor Oscar Gonzáles Pinzón, presidente durante  los años de construcción y desarrollo del colegio, quien inició el proyecto del Bingo anual  en 1997 y lo fortaleció hasta convertirlo en un programa institucional de encuentro y  participación de toda la comunidad. El señor Nelson Torres Soriano, quien lo sucedió  en la presidencia, ha continuado el trabajo con el mismo entusiasmo los últimos años. Es  importante también el aporte del arquitecto Samuel Bonilla Franco, exalumno del colegio,  quien diseñó y dirigió el proyecto arquitectónico de las nuevas instalaciones, creando  además un premio en efectivo para el mejor Bachiller del colegio. 
  • Un equipo de profesionales docentes, administrativos y de apoyo con altos niveles de  calidad académica y humana, comprometidos e identificados con la misión, la visión y el  desarrollo institucional, nos ha permitido posicionar en pocos años el colegio entre los  mejores de Colombia.  
  • Los excelentes resultados académicos de los estudiantes, el alto porcentaje de  egresados que siguen los estudios de pregrado y su desempeño universitario, ha  promovido al colegio entre las mejores universidades de Bogotá, facilitando no solamente  el ingreso de nuestros bachilleres a diversas carreras, sino también el apoyo con becas  y medias becas como premio a sus altos niveles de rendimiento.  
  • Como institución sin ánimo de lucro el colegio mantiene un plan de inversión anual  proyectado para garantizar el bienestar y la calidad de vida de las personas, el  mantenimiento de la planta física y todos los demás recursos educativos necesarios para  el desarrollo y mejoramiento continuo del servicio educativo y los demás compromisos  propios de su competencia educativa.  

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